EN LA MUERTE DE NUESTRA INOLVIDABLE CONSÓCIA MELINHA, ETERNA ADEPTA DEL SPORTING CLUBE DE BRAGA
Muy triste este día del Lunes Santo, al saber de la infausta noticia de la muerte de nuestra querida Melinha.
Ya había sido triste tiempo atrás, el saber de su internamiento en hospital, de sus achaques repentinos y de las consecuencias de aquella dolencia... que la llevaron a este tiempo final en su casa y ahora, desgraciadamente, a la muerte.
Hoy es un día muy triste porque al saber de la muerte de Melinha lo que se produce en todos los que llevamos el Braga en el corazón es un vacío, una sensación de vacío enorme, porque -ciertamente- Melinha era, es, insustituible.
Fueron muchísimos los momentos en que la sentimos al lado en el estadio... incluso en tantos viajes en las camionetas repletas de adeptos, en donde para ella -y con todo merecimiento- se reservaba aquel asiento delantero, para facilitarle un mayor confort en el viaje. El recuerdo de ella, siempre afable, sonriente, bromista incluso... siempre repartiendo caramelos y simpatía a los que estaban sentados en las proximidades... Y, sobre todo, el recuerdo imperecedero, de sus diversas vestimentas con los colores del Sporting de Braga; su sentimiento inalterable de amor por el club a lo largo de todos los tiempos; su modo tan especial de entender la Vida y de sentir el Club...
Nada será igual sin ella. Nada será igual, como ya casi no lo era en los últimos tiempos, con ella imposibilitada de acudir al estadio. Melinha será, para siempre, una referencia histórica en lo que es la masa asociativa y de adeptos del Sporting Clube de Braga.
Hoy, algunos hablan aquí, de dedicarle una estatua a las puertas del estadio... pero también se preguntan para qué, si sabe Dios si a la vuelta de diez años el Braga seguirá -o no- en el actual estadio... Pero hay una Ciudad Deportiva que aún será del Braga por -cuando menos- un par de generaciones... Y hay un lugar, unas escaleras de entrada, a esa Ciudad Deportiva... Ahí, dentro del recinto, pero bien visible desde la calle o avenida próxima, al lado de las escaleras ascendentes, podría colocarse un busto en bronce de Melinha, sobre una base de piedra de granito; y al lado mismo, plantarse unos árboles -tantos como los títulos que el Braga fue ganando mientras Melinha vivió y siguió al equipo por todas partes- árboles que fuesen creciendo y le diesen sombra al monumento en recuerdo de quien ha sido en vida santo y seña de la afición, de la masa asociativa del Sporting de Braga. Sería un bonito y sentido recuerdo. Y todos los que por ese acceso peatonal entrasen a la Ciudad Deportiva del Braga se encontrarían siempre con el recuerdo de Melinha, como voz noble en la conciencia de quienes han sido, son y serán apasionados adeptos del Sporting de Braga.
Nunca deberíamos cantar eso de "sou do Braga até morrer!". Deberíamos de sustituir esa letra por un "sou do Braga eternamente!". Porque, estoy plenamente seguro, a Melinha no le gustaría nada que, por el hecho de haber muerto hace unas horas, haya dejado de ser del Braga...
No; Melinha no ha dejado de ser del Braga, a pesar de su muerte; Melinha ha sido, es y será del Braga eternamente... Porque en la Eternidad -y Dios no lo prohibe- también se puede seguir siendo socio y adepto del Sporting de Braga; adepto eterno, adepta eterna del Braga, que eso es lo que antes de morirse, seguro que dijo que quería ser, nuestra para siempre inolvidable Melinha.
Descanse en paz y que Dios la acoja en su seno!
Más que nunca hay que eliminar al Glasgow Rangers y dedicar ya mismo ese éxito a Melinha.